El hombre deberá empeñar sus mejores esfuerzos y energías en buscarse a sí mismo. Sabrá prevenirse contra el engaño de las apariencias para conocerse tal como en realidad es. Se encontrará en la humildad de su corazón, en la inocencia de su alma, en la pureza de su espíritu, y desde allí con la mente limpia y resplandeciente, gustará las excelencias inefables de la vida superior.